[Español abajo]
A centuries-old legend weighs on the Romea theater because of a “Dominican” curse. The Romea theater, one of the most prestigious in Spain, seems to be under a curse from the Dominicans, then owners of the land where this building was built and expropriated during the First Republic. Indeed the Dominicans furious to have to leave would have put a curse on this place.
It began during the First Republic, when the president ordered the expropriation of the Dominicans from the site on which the Theater was built, which was then used as a cemetery and garden and was a very busy area. After that, a project for a new theater was proposed. Thanks to the money provided by the town hall, the Caja General de la Monarquía and the huertanos, the theater was inaugurated on October 26, 1862 under the name of Teatro de los Infantes.
With the arrival of the Second Republic, it was renamed Teatro de la Soberanía Popular and in 1872, with the restoration of the Monarchy, it received the name of Julián Romea, the most prestigious actor in Spain and Europe. But like many theaters of the time, it was built in wood and it suffered two fires in its history, one of them even had to mourn a fatal victim.
The first fire occurred in 1877, probably caused by a candle, which caught fire immediately. Fortunately the theater was empty. In 1879, it was inaugurated under the name of Julián Romea. Two decades later, in 1899, the second fire occurred. The theater was full and during the second act of the first zarzuela, a spark from a light bulb ignited the set and it caught fire. People managed to get out of the theater, except for a young man who came back to get his wallet and thought he had time to get out, but he finally died of asphyxiation.
These two sad events sealed the legend of the curse of the Dominican monks who, angry at the expropriation of their lands, threatened to cause a third fire. Legend has it that this third fire on the stage completely destroyed the theater of the city of Murcia when it was full of people with all the tickets sold. Since that day, in the last years of 1800, a seat is always left empty so as not to allow this curse of the monks to be fulfilled.
Here is the story of the curse of the theater Romea, free to you to believe it or not, but one thing is sure, It sends shivers down your spine.
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Español
Una leyenda centenaria pesa sobre el teatro Romea a causa de una maldición “dominicana”. El teatro Romea, uno de los más prestigiosos de España, parece estar bajo una maldición de los dominicos, entonces propietarios de los terrenos donde se construyó este edificio y que fueron expropiados durante la Primera República. En efecto, los dominicos, furiosos por tener que marcharse, habrían echado una maldición sobre este lugar.
Todo comenzó durante la Primera República, cuando el presidente ordenó la expropiación de los dominicos del solar en el que se construyó el Teatro, que entonces se utilizaba como cementerio y jardín y era una zona muy transitada. Tras ello, se propuso el proyecto de un nuevo teatro. Gracias al dinero aportado por el ayuntamiento, la Caja General de la Monarquía y los huertanos, el teatro se inauguró el 26 de octubre de 1862 con el nombre de Teatro de los Infantes.
Con la llegada de la Segunda República, pasó a llamarse Teatro de la Soberanía Popular y en 1872, con la restauración de la Monarquía, recibió el nombre de Julián Romea, el actor más prestigioso de España y Europa. Pero como muchos teatros de la época, fue construido en madera y sufrió dos incendios en su historia, uno de ellos incluso tuvo que lamentar una víctima mortal.
El primer incendio se produjo en 1877, probablemente causado por una vela, que ardió inmediatamente. Afortunadamente, el teatro estaba vacío. En 1879 se inauguró con el nombre de Julián Romea. Dos décadas después, en 1899, se produjo el segundo incendio. El teatro estaba lleno y durante el segundo acto de la primera zarzuela, una chispa de una bombilla prendió el decorado y se incendió. La gente consiguió salir del teatro, excepto un joven que volvió a por su cartera y pensó que tenía tiempo de salir, pero finalmente murió asfixiado.
Estos dos tristes hechos sellaron la leyenda de la maldición de los monjes dominicos que, enfadados por la expropiación de sus tierras, amenazaron con provocar un tercer incendio. Cuenta la leyenda que este tercer incendio en el escenario destruyó por completo el teatro de la ciudad de Murcia cuando estaba lleno de gente con todas las entradas vendidas. Desde ese día, en los últimos años de 1800, siempre se deja una butaca vacía para que no se cumpla esta maldición de los monjes.
Esta es la historia de la maldición del teatro Romea, libre de creerla o no, pero una cosa es segura, da escalofríos.
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